«Rozando la muerte», G. Alfonso Herrera

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He tenido este sueño muy seguido últimamente, en el cual estoy en un cuarto donde hay un ataúd delante de mí, cubierto con un velo negro encima, al cual yo me acerco y con mis dedos rozo su cubierta mientras sigo caminando, no me pregunto quién está adentro, solo lo acaricio con mis dedos y sigo, comprendo que significa muerte pero que yo lo roce con mis dedos es como si jugara con ella, como si retara a la muerte a que me atrape, en el sueño en vez de sentirme triste porque probablemente la que esté dentro del ataúd soy yo, es lo contrario porque me siento viva, fuerte, como si pudiera vencer a la muerte, pero ¿quién la ha vencido alguna vez?.

Qué mala educación la mía, disculpen, mi nombre es Alicia, ¿mi edad? Aquí en el hospital no decimos nuestras edades porque nos gusta ver la vida desde el mejor punto de vista posible, aquí nos referimos a las edades con kilómetros, suena loco, pero sí, al poco tiempo te adaptas y te acostumbras a que te pregunten y a preguntar de esa manera, es porque vemos la vida como un maratón y cada año es un kilómetro recorrido, así que si me preguntas ¿Cuántos kilómetros he recorrido? te diré que llevo 16 kilómetros, espero llegar a los 30 aun no me siento cansada, me encuentro desde hace 6 meses y 15 días en el Hospital para personas con cáncer, mi tipo de cáncer es leucemia (cáncer de Sangre) me lo diagnosticaron a los 13 kilómetros, al momento fue devastador para mi familia, mis padres lloraban mucho, evitaban hacerlo delante de mí, pero olvidaban que las paredes de nuestra casa son delgadas y que además tengo sentido del oído para escucharlos, no fue tan impactante para mí al momento que me diagnosticaron porque no entendía a esa edad lo que me vendría en un futuro y me refiero a la debilidad, el dolor, las quimios, los tratamientos, los efectos secundarios, el desánimo por vivir, pero creo que he aprendido a sobrellevarlo bien por mi familia, las buenas amistades que tengo, mi manera de ver las cosas ahora, no suelo culpar a nadie por esta terrible enfermedad que me ocurre, ni siquiera a ese ser supremo que la gente suele llamar Dios porque no lo conozco tal vez cuando lo conozca le pregunte: ¿por qué me tuvo que pasar esto a mí? Aquí he escuchado a algunos reclamarle por sus dolencias a Dios, pero yo no, yo guardaré mi pregunta para cuando lo vea o tan siquiera lo escuche, afff pero ya basta de contar la historia de mi cáncer porque me está quitando protagonismo, el cáncer es simplemente un actor de reparto de la historia de mi vida que yo protagonizo.

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